martes, 16 de junio de 2020

Cómo podemos definirla.

Cómo podemos definirla.


En los documentos marco sobre competencias encontramos varias definiciones de la competencia de emprender en sus diversas acepciones. El Proyecto DeSeCo habla de la competencia de actuar de manera autónoma que define como «la capacidad de los individuos para controlar su vida de forma responsable y con sentido, ejerciendo un grado de control sobre sus condiciones de vida y de trabajo». Es necesario que el individuo desarrolle su identidad personal estableciendo un sistema de valores propio y reflexionando sobre ellos y la coherencia con sus acciones. Esta competencia se divide en tres ejes: habilidad para actuar dentro del gran esquema, habilidad de formar y conducir planes de vida y proyectos personales y habilidad de afirmar derechos, intereses, límites y necesidades. 

Si buscamos la definición de empresa en la Real Academia Española nos encontramos como primera acepción con «acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo». 



Los aspectos  APRENDER A EMPRENDER | FPdGi que abarca esta competencia son diversos y ambiciosos. Por una parte se refiere a ella como la que permita la «adquisición de la conciencia y aplicación de un conjunto de valores y actitudes personales interrelacionadas» en el sentido de autonomía desarrollado en el Proyecto DeSeCo. En este campo introduce como ejemplo «la responsabilidad, la perseverancia, el conocimiento de sí mismo y la autoestima, la creatividad, la autocrítica, el control emocional, la capacidad de elegir, de calcular riesgos y de afrontar los problemas, así como la capacidad de demorar la necesidad de satisfacción inmediata, de aprender de los errores y de asumir riesgos». Añade también la parte de acción y desarrollo de proyectos, individuales o colectivos, más vinculados con la iniciativa emprendedora, tanto en el ámbito personal como social y laboral. Incluye además las fases de elaboración de un proyecto y una referencia clara a la actitud positiva frente al cambio y la innovación. «En síntesis, la autonomía y la iniciativa personal deben de ser capaces de imaginar, emprender, desarrollar y evaluar acciones o proyectos individuales o colectivos con creatividad, confianza, responsabilidad y sentido crítico». 

Podemos enumerar a modo de conclusión los rasgos comunes en estas definiciones: 
• Capacidad para la configuración de identidad personal. 
• Capacidad para reflexionar y asumir con responsabilidad las consecuencias de sus actos. 
• Capacidad para transformar ideas en actos. 
• Capacidad para planificar y gestionar proyectos vitales y profesionales. 
• Capacidad para generar cambio en innovación en cualquier entorno. 


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