Las pruebas.
Pensar que las
pruebas de las hipótesis tienen que hacerse con código real, hardware terminado o un
producto de verdad. Para aprender algo importante, no obstante, la mayoría de las veces se
puede crear un esbozo (mock up) de la página web, o una demo, o un prototipo físico.
Pero tampoco las pruebas deben suponer grandes inversiones en dinero o en tiempo.
Cuando, por ejemplo, cuatro de los primeros diez clientes «te lo quitan de las manos», se
puede detener la prueba y decir que ha sido un éxito. El objetivo es ser rápido, aprender y
buscar un máximo global (y no un máximo local).
¿Qué es un máximo global? Supongamos que se lanza una oferta de prueba gratuita durante
tres días de un nuevo sitio web para reservar escapadas de fin de semana y se registran
cincuenta, luego sesenta y luego ochenta personas en los tres primeros días. Se podría decir:
«¡Eh!, ochenta, esto es genial» y dar por finalizada la prueba. Pero el cuarto día puede que al
sol le dé por salir o algo parecido. Si se hubiese continuado la prueba sólo dos días más, es
posible que se hubiera descubierto el «máximo global», es decir, quinientas suscripciones
diarias.
Sólo la experiencia y unos buenos supuestos pueden decir cuánto tiempo debe
realizarse una prueba y, aunque cuanto más corta mejor, es importante dar la oportunidad de
alcanzar el máximo global.
El conocimiento
El objetivo de estos experimentos/pruebas no es sólo recoger datos de los clientes. Tampoco
se trata de conseguir «confirmaciones» en los experimentos pass/fail. Y no se trata sólo de
aprender algo, aunque esperamos que se consiga.
Se trata de algo más profundo, intangible y que hace que crear un negocio (emprender) sea
todavía un arte.
Es el hecho de mirar más allá de los datos, de buscar conocimiento. ¿No han hecho caso a las llamadas una y otra vez, pero en una alguien dijo: «Es una pena que
no vendan X porque utilizamos un montón de eso»?