Lo más seguro que tiene un emprendedor es un camino lleno de aprendizajes, por no decir caídas, que le recordarán constantemente que hay algo que se puede mejorar o que no se está haciendo bien, porque el que hoy en día es el mejor, lo es porque se ha pulido como diamante y antes no brillaba tanto. Y es que en muchas ocasiones las principales problemáticas se presentan más con él mismo, con sus habilidades, conocimientos y formas de ser y hacer en su negocio. Porque más de la mitad de los problemas que surgen en el emprendimiento tienen su causa raíz no en el negocio en sí, sino en quien lo ejecuta.
Porque no cabe duda que lo más certero que tiene un emprendedor son sus ganas: ganas de hacer dinero, ganas de hacer un producto o servicio que considera valioso, ganas de demostrarle a el mundo (pero sobre todo a sí mismo, y eso lo sabe, siempre lo sabe) que ¡sí se puede!, que ese camino de aprendizaje lo sabrá ejecutar.
Lo más probable es que más del 70% de los que comiencen, en menos de 6 años se estará dedicando a otra cosa… por falta de planeación, por no saber cómo ejecutarlo, por respaldo financiero para llevarlo a cabo, por falta de clientes y/o no saber vender lo que repercute en ingresos personales, o por problemas con socios. (Estos son los 5 puntos más comunes.)
Lo más triste es que las grandes ideas no siempre hacen grandes negocios (y eso, muchos emprendedores, no lo saben o no quieren darse cuenta), creencia que sigue habitando los corazones de los emprendedores, cuya principal característica es la creatividad (pero que en ocasiones carecen de formas de aterrizar esas grandes ideas).