martes, 5 de mayo de 2020

Hoja de ruta para vender

Hoja de ruta para vender.


Otro defecto clásico de las startups es contratar a un equipo de ventas antes de encontrar la forma de vender. Al principio, la niebla de la incertidumbre se echa sobre la startup. El trabajo de los creadores del negocio es conseguir la suficiente informaciĂłn para iluminar el avance, paso a paso, y despuĂ©s organizar esa informaciĂłn en una descripciĂłn coherente del camino correcto que se debe seguir. A esto le llamamos la «hoja de ruta para vender». 

El objetivo es determinar quiĂ©nes realmente son los clientes y cĂłmo comprarán el producto. El equipo de ventas se construye sĂłlo cuando se entiende por completo el proceso que transforma a un posible cliente en un comprador y se confirma que el producto se puede vender a un precio que hace viable el modelo de negocio. Con la hoja de ruta para vender en las manos, los miembros del equipo de ventas serán capaces de concentrarse en las ventas de verdad en lugar de los experimentos tipo «prueba y error» que tiene que realizar el equipo de fundadores durante el proceso de validaciĂłn de clientes. 

Con la hoja de ruta para vender en las manos, los miembros del equipo de ventas serán capaces de concentrarse en las ventas de verdad. Se trata de una hoja de ruta para vender que detalla cada paso desde la primera llamada a un posible comprador hasta la firma del contrato. TambiĂ©n muestra cĂłmo varĂ­an esos pasos segĂşn la empresa, el comprador o el responsable de la compra. La hipĂłtesis inicial sobre esta hoja de ruta que se desarrollĂł durante el descubrimiento de clientes se debe actualizar con las opiniones de los clientes y hay que releerla antes de comenzar las llamadas de ventas. Eso sĂ­, la hoja cambiará a medida que se adquiera más experiencia directa con los clientes. 

La complejidad de la hoja de ruta depende del tamaño de los clientes, sus ciclos de compra y presupuestos, asĂ­ como del precio del producto, el sector y el canal de distribuciĂłn elegido. La hoja de ruta para venderle al consejero delegado de una empresa de tamaño mediano es menos complicada, por ejemplo, que la necesaria para venderle a un vicepresidente de una empresa Fortune 500. Y las hojas de ruta para venderles a Safeway, Intel o Toys’R’Us son mucho más complicadas que las que se necesitan para las floristerĂ­as o tiendas de mascotas del barrio. 

Las buenas hojas de ruta suponen mucho trabajo pero son la diferencia entre el éxito y el fracaso. Y es muy recomendable mejorar la hoja de ruta mientras la empresa sea pequeña y haya pocos empleados, antes de que decenas de comerciales se encuentren perdidos por ahí, sin una hoja de ruta. Otros tres instrumentos fundamentales de planificación comercial complementan la hoja de ruta para vender: los mapas de organización y de influencia de la empresa y los mapas de acceso a los clientes.

 

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